Simboliza buena suerte, prosperidad y especialmente mucha fertilidad.
Esta práctica comenzó en Oriente, donde el arroz es sinónimo de fecundidad.
Antiguamente el objetivo del matrimonio era exclusivamente procrear, de ahí que desearle a la pareja fertilidad venía siendo como un recordatorio de que el matrimonio para considerarse feliz debía procrear y mucho.
Los tiempos han cambiado y las motivaciones para unirse en matrimonio también, y ya no digamos lo de querer tener muchos hijos ;-)… por lo que son muchas las parejas que deciden no seguir con la tradición y optar por otras alternativas más innovadoras de las que ya os hemos hablado en este blog.
Los que todavía no los habéis leído, pinchad aquí y aquí.
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Responde a “LA TRADICIÓN DEL ARROZ”