La tradición de llevar ramo viene del antiguo Egipto. Allí, las novias llevaban hierbas de fuerte aroma porque se creía que así ahuyentaban a los malos espíritus.
Después los cruzados introdujeron esta costumbre en Europa pero utilizando además la flor de azahar como símbolo de pureza (lo que terminó derivando en la pulsera de azahar)
Lo cierto es que en la actualidad, poco se tiene en cuenta la simbología o el llamado lenguaje de las flores y buscamos simplemente que la composición resulte armoniosa y acorde con nuestro look… y mejor no interesarse mucho por el tema!! porque alguna que otra supersticiosa se llevaría más de un disgusto al averiguar que su precioso ramo estaba compuesto por flores que simbolizan por ejemplo: amor en decadencia, sufrimiento, lágrimas… al menos yo prefiero seguir en la ignorancia :-)
La figura del padrino procede de los godos germanos, y era la persona que ayudaba al novio a “capturar” a su futura esposa (sobre todo en las aldeas en las que escaseaban las mujeres) en caso de no obtener el consentimiento del padre o hermano de la novia.
Aunque en Galicia, al igual que en el resto de España, es el padre de la novia el encargado de desempeñar este papel, en países anglosajones se mantiene la figura del “Best man”, que suele ser el hermano o el mejor amigo del novio.
El personaje de la madrina es de origen algo más reciente, cuando las bodas eran pactadas entre linajes. Era una sirvienta de la casa de la novia que tenía la función de guiar al novio hasta el lugar de celebración para que éste no se “perdiera”… vamos! que la simbología de los padrinos de romántico no tiene nada!
Hoy en día ambas figuras tienen la misma función que los testigos, y simplemente simbolizan la “bendición” de los padres al matrimonio.
Como muy probablemente seguiréis esta costumbre, en el post de hoy os dejamos un par de detalles protocolarios a tener en cuenta:
– El padrino llevará traje o chaqué según se vista el novio.
– La novia entrará del brazo del padrino y a su derecha (el novio a la izquierda de la madrina).
– Aunque no hay una norma que establezca rígidamente la colocación de los novios y testigos en el lugar de la ceremonia, lo correcto en estos casos es:
La tradición protocolaria de ubicar la novia a la izquierda del novio tiene también su origen en los tiempos en los que se raptaba a la mujer (era probable que algún miembro de la familia de ésta intentara impedir la boda por lo que el novio debía tener la mano derecha libre para poder tomar su espada en caso de ataque)… Menos mal que los tiempos han cambiado! :-)
Simboliza buena suerte, prosperidad y especialmente mucha fertilidad.
Esta práctica comenzó en Oriente, donde el arroz es sinónimo de fecundidad.
Antiguamente el objetivo del matrimonio era exclusivamente procrear, de ahí que desearle a la pareja fertilidad venía siendo como un recordatorio de que el matrimonio para considerarse feliz debía procrear y mucho.
Los tiempos han cambiado y las motivaciones para unirse en matrimonio también, y ya no digamos lo de querer tener muchos hijos ;-)… por lo que son muchas las parejas que deciden no seguir con la tradición y optar por otras alternativas más innovadoras de las que ya os hemos hablado en este blog.
Los que todavía no los habéis leído, pinchad aquí y aquí.
Otra de las tradiciones más comunes que perduran con el paso del tiempo es la liga… aunque no siempre se sabe qué es lo simboliza.
Pues bien, para las que queréis seguir con esta tradición, tened en cuenta que no tiene porque ser de color azul (sólo si quieres “matar dos pájaros de un tiro” y cumplir también con la superstición de llevar algo azul).
La liga tiene su origen en la Francia del siglo XIV, donde además de ser una prenda muy común entre las “damas” existía la creencia de que traía buena suerte y felicidad a quien la consiguiese de una recién casada, por ello los invitados corrían detrás de la novia, y a la mas mínima se lanzaban sobre ella para quitársela sin demasiadas contemplaciones… de ahí a que con el tiempo, y visto el peligro ;-) se optase por lanzarla o entregarla voluntariamente, añadiendo a esta práctica el ramo de flores.
La tradición de los pajes y damitas de arras surge en la Edad Media. Se consideraba que traían buena suerte y garantizaban la fertilidad de la pareja.
Su función apenas ha cambiado con el paso de los años: acompañar a la novia en su camino al altar.
Son los encargados de llevar los anillos, las arras, la cola del vestido o, como ocurre en otros países, indicar la entrada de la novia con un gracioso panel.
El número de niños que han de formar parte del cortejo nupcial no es estándar, pero se recomienda llevar entre dos y seis niños (de menos de 9 años).
Los pajes suelen colocarse en el primer banco, pero no con los novios (que son los protagonistas indiscutibles de la boda).
Para elegir el traje de arras, no olvides que son niños! y su “look” debe ser informal y cómodo, aunque los colores y el tipo de vestimenta irán también acordes con el estilo de la boda.
Sin lugar a duda, dan un toque de ternura, frescura y espontaneidad a la ceremonia.